El deporte y las disciplinas deportivas, dentro de la concepción peronista, busca formar cuerpos sanos, disciplinados, adiestrados en hábitos de higiene y con conductas enmarcadas en la moralidad y la ética ciudadana. Es convicción que, la educación física, la alimentación adecuada, la higiene, el control médico periódico contribuye a la salud física y psíquica de los infanto-juveniles. De esta manera la práctica deportiva, y particularmente la educación física en las escuelas, en particular, y en la comunidad toda, en general, constituyeron uno de los ejes centrales de la política deportiva/sanitaria que llevó adelante el gobierno de JUAN PERÓN. La necesidad de la formación integral de hombres y mujeres estuvo estrechamente vinculada a la concepción que ha tenido Perón sobre el hombre integrando la COMUNIDAD ORGANIZADA.
Aquel proyecto peronista concebía a la escuela como el ámbito más apropiado para controlar la sanidad y transmitir los valores vinculados al cuidado de la salud, no sólo a los alumnos sino también -y a través de ellos- a la familia. Así, la ley Nº 13.039 declaraba obligatoria la enseñanza y difusión de los principios de higiene en todos los medios del país y especificó que el Ministerio de Salud Pública debía ser el responsable de su cumplimiento, por lo cual la escuela, de ninguna manera podía quedar excluida en este proceso.
La higiene se consideraba como el arte de conservar la salud y formaba parte de la medicina social ya que se dirigía al hombre sano y lo estudia en su medio, normas de vida, lo instruye y dicta normas para ayudarlo a preservarse de las enfermedades. Además considera la ignorancia como uno de los mayores enemigos de la higiene y se esfuerza en combatirla por todos los medios a su alcance: enseñanza en las escuelas, conferencias, cine, propaganda mural, etc.; es obvio decir que emplea preferentemente la persuasión y la no violencia.
A partir del Plan Analítico de Salud Pública, diseñado por Ramón Carrillo, se implementó un plan integral para toda la población cuyos objetivos eran la prevención, profilaxis y asistencia de la salud. Desde los postulados de la medicina social el accionar del gobierno peronista llevó a cabo acciones desde las Direcciones de Ayuda Escolar, la de Higiene y Medicina Escolar y la Dirección de Medicina del Deporte, de Demografía sanitaria y la Dirección de medicina preventiva, entre otras.
La labor del gobierno, en medicina preventiva, se expresó en el examen médico periódico, la educación sanitaria, la profilaxis por el tratamiento y la readaptación médico social. Un aspecto sobresaliente de esta política fue la importancia adjudicada a la asistencia materno-infantil y la protección integral de la infancia. A través de la higiene y medicina escolar el Estado se abocó a la vigilancia y el cuidado de los niños para formar su carácter, su fisonomía y, según palabras de Carrillo, formar hombres sanos y fuertes, con los que debe contar el país.
Para lograr una eficaz vigilancia y cuidado de la salud de las futuras generaciones se implementó la encuesta médico escolar. Este control llevó al Estado a entrometerse en el ámbito privado y en cuestiones que dejaron al descubierto el pudor de niños y niñas. Esto desató un escándalo en la sociedad ya que se pusieron al descubierto conocimientos acerca del cuerpo, sobre todo del cuerpo de las niñas.
En el año 1949 se creó la Dirección General de Sanidad Escolar. La misma en palabras de su director el doctor Pierángeli estaba integrada por colaboradores capaces, trabajadores y decididos a poner todo su empeño para mejorar la salud del niño, el único que tiene privilegios entre nosotros y para mejorar su educación como corresponde. A estos colaboradores: médicos clínicos y de las distintas especialidades, odontólogos, profesores de educación física, dietistas, psicólogos visitadoras de higiene, maestro/as y profesionales auxiliares de la medicina, son a quienes toca cumplir la obra a realizarse; el éxito corresponderá a ellos, mi acción será solo la de un coordinador que dispondrá de labor en forma de dar el mejor cumplimiento a las finalidades perseguidas en los planes del Señor ministro de educación (Boletín de Comunicaciones, Nº 23, 1/4/49-554).
Esta dirección tuvo a su cargo la organización del Departamento de Sanidad Escolar que abarcaba los jardines de infantes, las escuelas elementales, los colegios secundarios y las universidades. La misión de dicho organismo era: 1) Obtener la salud de educandos y educadores, como base imprescindible para que la enseñanza sea efectiva; 2) hacer la clasificación física y psíquica de los alumnos para que la enseñanza se cumpla de acuerdo con la capacidad de cada uno; 3) Tomar a su cargo la educación de los enfermos, los anormales y minorados físicos y psíquicos (Boletín de Comunicaciones, Nº 26, 12/4/49-685).
Para llevar a cabo esta misión el plan de acción, que pretendía cumplir dicho organismo, consistía en: 1) Vigilancia y protección del escolar y del maestro/a, 2) la educación sanitaria, 3) alimentación escolar, 4) educación física y recreación escolar, 5) asistencia médica social, 6) Asistencia odontológica, 7) asistencia del escolar, 8) asistencia médico-pedagógica, 9) estudio y vigilancia del ambiente y trabajo del escolar, 10) capacitación de técnicos que permitan cumplir el plazo trazado (Boletín de Comunicaciones Nº 26, 12/4/49-865).
Si bien era importante la labor realizada por la Dirección de Sanidad Escolar y el Cuerpo Médico Escolar, el accionar de los/as maestros/as era esencial en materia de salud e higiene. Con respecto a la higiene escolar el primer encargado de los preceptos higiénicos era el/la maestro/a. Al mismo le correspondía velar para que se mantengan las condiciones higiénicas en la escuela; vigilar la aireación del aula, alejar los niños sospechosos de enfermedades contagiosas; evitar el cansancio mental de los niños, mediante la intercalación de recreos oportunos durante las horas de clase, hacer cumplir los preceptos del aseo personal, etc.
La política sanitaria relacionada al espacio educativo buscaba extender los beneficios de la asistencia sanitaria más allá del ámbito estrictamente escolar. Se reformuló el rol de los/as maestros/as, ya que debían enseñar hábitos de higiene y conocimientos mínimos de salud, adquiriendo un nuevo perfil similar al de agentes sanitarios.
El Estado interpeló a los/as maestros/as para la transmisión de valores sanitarios. Sus tareas se vincularon a la Medicina Social que se centraba en la educación sanitaria del pueblo, el examen médico periódico, la profilaxis por un tratamiento adecuado, y la reeducación y readaptación social,… El accionar de la escuela y de los/as maestros/as como transmisores de la educación sanitaria del pueblo adquirieron un rol protagónico.
Los docentes debían enseñar temas relacionados al cuidado de la salud; adquirían la función de agentes sanitarios. La función que cumplía la escuela no solo era transmitir conocimientos sobre higiene, también debía vigilar y controlar la salud de los alumnos.
Se apeló a la actividad física en nombre del orden social o de la salud pública. La educación física fue llamada a la tarea de formar físicamente al hombre y la mujer argentinos. Por su efecto moralizador se la invocó como formadora de carácter. También contribuyó, en los desfiles y exhibiciones gimnásticas organizadas por los festejos patrios, a la constitución del sentimiento de nacionalidad.
La política deportiva del peronismo hacía hincapié que la formación integral de los individuos debía ser física, moral e intelectual, prestándose atención a la cultura física que daría como resultado un cuerpo sano. En un texto con el cual los/as maestros/as se formaban señalaba que en la educación de la niñez y de la juventud no debiera olvidarse nunca que se trata de un compuesto material y espiritual; y para que la formación sea íntegra debe ser física, intelectual y moral, respondiendo al adagio de los antiguos. «Mens sana in corpore sano». A veces admiramos las universidades inglesas y norteamericanas en las cuales se da tanta importancia a los ejercicios físicos y deportes como a los estudios. La razón en que de poco sirve salir hecho un sabio si no se tiene salud para desempeñarse en la vida”. El discurso aclaraba que el exceso de trabajo intelectual asociado a la falta de ejercicios físicos podía ser perjudicial para la salud: es frecuente encontrarse con jóvenes que, dados de lleno al estudio, descuidan los ejercicios físicos y deportes, por «no tener tiempo», según dicen; pero ¿cuál es el resultado?; crecen débiles, y con ello se enerva el carácter perdiendo la energía y el ánimo que se requiere para entregarse a ejercicios que exigen esfuerzos: prefieren las diversiones a los ejercicios saludables al aire libre, llegando con frecuencia a la degeneración física y moral.
La educación física era inseparable de la higiene y ambas contribuían a la formación de seres sanos y fuertes: «si hay enfermedades que nos asaltan, las súbitas son las más frecuentes y nos entran en el cuerpo por las aberturas de nuestro descuido. Dos son los medios principales que tenemos para defendernos de tales enemigas, oponiéndoles resistencia (…) una es la cultura física y otra es la higiene (….) El ejercicio metódico, ejecutado sin exageración (….) fortalece y retempla (….) La cultura física es la preparación del cuerpo para que el espíritu encuentra medios propicios para desenvolverse. La tierra, cuanto más cultivada más produce: y el hombre es tierra…».
La realización de ejercicios físicos mejoraría ampliamente la salud de la población. Se concebía que los ejercicios físicos aumentan el ritmo cardíaco y respiratorio; con ello los músculos se nutren mejor y se fortifican, y el organismo todo adquiere mayor capacidad para el trabajo y se vuelve más resistente a las enfermedades.
La transmisión de conocimientos relacionados con la alimentación y el aseo personal se complementaban con la educación física y los juegos para cuidar la salud del cuerpo. Una circular remitida por la Dirección General de Enseñanza Técnica establecía los principios didácticos que debían orientar la labor docente de los profesores de educación física en las escuelas formadoras de maestros normales regionales. Entre las orientaciones que se debían tener en cuenta para proyectar los planes de educación física los objetivos perseguidos eran. 1º) Desarrollo armónico de las grandes funciones del organismo humano, 2º) Conservación de la salud por medio de: a) la formación de hábitos de higiene y el amor al agua, al aire libre y a la educación física, b) el conocimiento de la importancia higiénica de la buena postura y la fijación de hábitos posturales correctos. (Boletín de Comunicaciones, Nº 41, 10/6/49:1128). La educación física estaba vinculada con la transmisión de valores sanitarios y la incorporación de hábitos de higiene. Por medio de la misma los alumnos debían recibir 1º Hábitos de conducta que ayuden a mantener la salud y prevenir la enfermedad; 2º Habituarlos al aseo: a) al levantarse: aseo y cuidado del cuerpo y del vestido (contralor en la escuela). b) durante el día: en la escuela y en el hogar. c) Durante las comidas: 1) clases de comidas. Cultivo de los buenos modales en la mesa para la formación de hábitos. d) La evacuación. e) El problema higiénico-económico de la alimentación. 3º El descanso. 4º El sueño. 5º Problemas de higiene: a) del hogar, b) de la escuela, y c) de la comunidad (Boletín de Comunicaciones, ibid.:1130). También por intermedio de la educación física los educandos obtendrían Asistencia médica y social. Vacunación, asistencia odontológica, catastro radiográfico, examen médico periódico, fichas físicas, estudios estadísticos, educación de los padres, problemas del hogar, problemas de conducta (Boletín de Comunicaciones, ibid.:1131).
La cultura física y sus transmisores tenían varios objetivos: el profesor de ejercicios físicos no debe perder nunca de vista el resultado final que debe esperarse; este resultado es múltiple: higiénico, o sea fortificar el organismo y asegurar la salud; estético, mediante el desarrollo armónico de todos los músculos, que comunican soltura y agilidad al cuerpo; económico pues el cuerpo fuerte y bien formado permite obtener mayor rendimiento con menos fatiga; moral, ya que tonifica la voluntad, al someterse a ejercicios metodizados y colectivos; despierta los sentimientos de disciplina, esfuerzo personal y sacrificio.
La vigilancia y el control de prácticas como la educación física permitieron diferenciar por un lado los cuerpos sanos, aptos para realizar ejercicios físicos y por el otro los enfermos que debían ser encauzados, corregidos y curados. Por ello, la libreta sanitaria se constituyó en un elemento fundamental.
Estas ideas constituyeron el núcleo fundante de una nueva política sanitaria orientada a modelar un determinado hombre nuevo que alcance una sana convivencia en la COMUNIDAD ORGANIZADA.