Durante la última Reunión de Jueves llevada adelante por el legislador Juan Carlos Pino y la senadora nacional Cristina López, se debatió junto a vecinos y vecinas en el Centro Cultural, Social y Político Nueva Argentina, acerca del ajuste que se viene llevando a cabo para las universidades a raíz de las decisiones tomadas por el Gobierno Nacional. A raíz de esto, una egresada de la Universidad Nacional de Córdoba escribió y compartió con los presentes una carta abierta:
Soy Sofía Fernández, tengo 25 años y soy de Ushuaia. Me gradué en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba, una universidad pública que me abrió las puertas en 2017. Al ingresar, no solo comencé un camino académico, sino que también encontré un espacio donde hice amigos y amigas, aprendí sobre militancia y compromiso, conocí docentes se transformaron en un ejemplo: que me enseñaron sobre la importancia de comunicar responsablemente, pero sobre todo, me hicieron entender el rol fundamental que tienen hoy en día, y todo el esfuerzo que llevan adelante.
La universidad me enseñó sobre la importancia de involucrarse en la militancia y la política. Me inculcó el compromiso de defender y cuidar la educación pública, un valor fundamental que me acompaña hasta hoy. Lamentablemente, hoy enfrentamos un panorama similar al que vivimos en otros momentos, allá por el 2017, cuando también nos tocó defender la educación y las universidades. Esto ya lo pasamos: dormimos en el piso de las facultades, salimos a las calles y organizamos clases abiertas para reivindicar nuestros derechos. Esa lucha ya la conocemos.
La universidad pública es esencial en mi vida. Gracias a ella, hoy soy licenciada y puedo desarrollar mis conocimientos en mi ciudad. Pero no solo es eso: gracias a la educación publica, pude ser la primera generación universitaria de mi familia.
La realidad es que, sin la educación pública, no habría podido pagar un arancel, un voucher o una universidad privada. Esta oportunidad me permitió acceder a una educación de calidad, con docentes de excelencia.
Por eso, compañeras y compañeros, no hay más que decir: defendamos nuestras universidades, defendamos a las y los docentes y no docentes, defendamos a los futuros profesionales de nuestro país y luchemos por la educación de las próximas generaciones.