El 23 de enero de 1844 el Libertador José de San Martín dicta su testamento, legando el el sable que lo acompaño en la guerra de independencia a Juan Manuel de Rosas.
San Martín legó el sable a Rosas cuando Francia e Inglaterra agredieron militarmente a la Argentina. A su vez, un Rosas exiliado, legó su sable al presidente del Paraguay, el Mariscal Solano López, cuando Bartolomé Mitre
Visto su mal estado de salud, el general José de San Martín dicta su testamento expresando que «el sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataron de humillarla».
A su vez, el 17 de febrero de 1869, en plena Guerra del Paraguay, Juan Manuel de Rosas en su propio testamento, a ejemplo de San Martín, disponga «que mi albacea entregue a su Excelencia el señor Gran Mariscal Francisco Solano López, presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible defender esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria».